El Concello de As Neves está enclavado en la comarca de O Condado y la mayoría de sus tierras están bañadas por el Río Miño aunque también lo atraviesan otros ríos como el Termes o el Xuliana, que dan encanto a sus tierras, hacen florecer su vegetación y son una de las fuentes de vida de sus vides, que también crecen gracias al amparo del Sol que acaricia desde sus primeros rayos sus campos y sus huertas.
As Neves es un municipio pequeño situado al sureste de la provincia de Pontevedra y que ronda los 4.000 habitantes, repartidos en 13 parroquias, cada una con un gran secreto que descubrir.
Nuestro Concello es rico en variedades paisajísticas. Ríos, valles y montes componen un destino relajante donde perderse durante unos días en busca de la tranquilidad que demandan estos tiempos modernos. Las orillas del Río Miño son de una belleza incomparable mientras que la zona montañosa nos hace disfrutar de la naturaleza en estado puro.
Así, si deciden acercarse hasta As Neves no deben olvidarse de visitar su casco urbano el Monte de San Nomedio, donde disfrutarán de una panorámica espectacular de los valles de los ríos Tea y Miño; el área recreativa de Santa Mariña, donde además podrá dar un bonito paseo por la orilla del río en el Camiño dos Pescadores; visitar la romería de Santa Marta o deleitarse con la esculturas ubicadas en Redondelo, donde el arte se mezcla con la naturaleza; así como caminar por sus parroquias, en las que se sentirán atrapados por sus encantos y descubrirán el gran legado histórico-artístico con el que cuentan. Muestra de ello son los innumerables restos arqueológicos encontrados, tales como mámoas, petroglifos, castros, bronces romanos, pesqueiras de lampreas, puentes romanos… además de monumentos religiosos (iglesias de diferentes movimientos artísticos, petos de ánimas, cruceros…)
Si As Neves es hermosa por sus encantos paisajísticos, no lo es menos por su gastronomía, que deja sin palabras a quien se acerca a probarla. Destacan la lamprea, los productos de caza y como no, el Requesón y la Miel, que tienen su propia fiesta. Todo ello regado, por supuesto, con los mejores vinos blancos (Albariño y Condado) y los tintos de Rubiós.